Hace seis años, justo por estas fechas, Sam Fender ofreció un concierto íntimo en Gorilla, en Mánchester, antes del lanzamiento de su álbum debut. 500 fans en una misma sala escuchando canciones que acabarían poniendo banda sonora a algunos de sus años más formativos. Mirando atrás, aquella noche estaba envuelta en cierta magia. Sam recordó la influencia que tuvo Mánchester en él cuando era adolescente. Habló de ir en la furgoneta con su hermano mayor Liam, escuchando ‘Born to Run’. Era su primera vez en Mánchester, y era la primera vez que escuchaba ese CD. Antes de tocar ‘Will We Talk?’, también confesó: “Esta canción es un pastiche de todas las bandas que han salido de Mánchester”.
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Cinco de las canciones interpretadas aquella noche se tocaron este fin de semana cuando Sam Fender encabezó el concierto en Wythenshawe Park ante 30.000 fans. ‘Spice’, ‘Will We Talk?’, ‘The Borders’, ‘Dead Boys’ y ‘Hypersonic Missiles’ han viajado desde aquel pequeño escenario en Whitworth Street hasta arenas, estadios y escenarios al aire libre de todo el mundo. Algunas de esas canciones han adquirido nuevos significados ahora; otras actúan como vehículos que nos transportan de vuelta a quienes éramos cuando las escuchamos por primera vez.
Aunque durante el set hubo tiempo para recrearse en esos temas más antiguos, con solo una pequeña selección tomada de ‘People Watching’, la noche fue un éxito desde el momento en que la banda salió al escenario. Al sonar los acordes de ‘Angel In Lothian’, el público se quedó descolocado. Llena de vulnerabilidad y amor a la vez, la voz de Sam sonó más cristalina que nunca en ese tema conmovedor. Siendo la primera vez que abría con ella, la pista de la edición deluxe de ‘Seventeen Going Under’ es una de las favoritas de los fans, a menudo sintiéndose como reservada para los afortunados. Wythenshawe Park recibió ese trato especial.
Hubo un par de primeras veces más en la noche: ‘Alright’ volvió al setlist y Noah, un fan de 16 años, subió al escenario para tocar la guitarra durante ‘The Borders’. Luego llegaron los momentos familiares: vasos de cerveza lanzados al aire como confeti, bengalas, llamas y fuegos artificiales, y ‘Spit Of You’ mostró a jóvenes sobre los hombros, entregándose con el corazón verso a verso.
Con los años, la banda en directo se ha ampliado para incluir a Johnny “Blue Hat” en el saxofón, Mark Webb en la trompeta y Brooke Bentham en coros y guitarra. Y con esto también ha crecido la sensación de comunidad que se trasladó del escenario al público. Sam comentó que sentía un “grado de separación” debido a la configuración del escenario, pero cualquier apariencia de distancia entre nosotros y ellos se desvaneció cuando tocaron. Incluso cuando no miraba al público, nunca estuvo demasiado lejos. Un concierto se siente menos solitario cuando te ofrecen una conexión genuina, y esa química nos devolvió el espejo en el campo, a las personas que bailaban y se movían en sus grupos, ya fueran amigos de toda la vida o desconocidos.
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En una entrevista con The Times a principios de este año, Fender dijo: “Mis canciones no son un llamado a las armas, más bien un llamado a rodear a tus colegas con los brazos”. Tal como el líder de The 1975 y fan de Fender, Matty Healy, proclamó durante su actuación principal en Glastonbury: “Aspira a este nivel de amistad y amor en lo que haces y nunca fracasarás.” Sam no solo transmite esto en sus canciones, sino aún más en sus actuaciones en vivo, creando algo más grande que el individuo. Ya sea al vislumbrar a Brooke armonizando con Sam, tocando su pandereta y saltando junto al guitarrista Dean Thompson durante ‘People Watching’, o al ver a los teclados y al guitarrista Joe Atkinson siendo el mejor animador que cualquier artista podría pedir, Sam Fender ya no es solo Sam; es un colectivo que reúne a la gente para bailar, cantar y llorar.
Cerrando con ‘Hypersonic Missiles’, nunca pareció haber un momento más relevante para cantar en voz alta junto a miles de personas; esto en sí fue un acto de protesta. Los gritos de “Kids in Gaza are bombed and I’m just out of it” fueron contundentes; las observaciones de Sam, tan necesarias como lo eran hace seis años.
En sus palabras de despedida, reveló: “Me voy a ir al acabar esta tanda de conciertos, arreglar mis asuntos, poner mi voz lo mejor posible, hacer otro álbum y un montón de canciones nuevas el año que viene. Quiero que sea el mejor momento de todos”. Después de una noche así, la única pregunta que queda es: ¿cómo lo superas?
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Texto: Sahar Ghadirian
Fotografía: @graroc / @SamCorPhotos
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