Política, payasadas pop y piano house chocan…
El absurdo pop fue, en gran medida, la tónica del día en la segunda salida del viernes de la edición 2025 de All Points East, cuando el abanderado del dance y el electro pulido de Ed Banger Records, Myd, abrió los actos en la Cupra North Arena, con un tentador adelanto de su segundo álbum próximo, ‘Mydnight’.
Los contundentes singles principales ‘Song For You’ y ‘The Wizard’ se sirvieron con una apuesta audaz e irreverente sobre la fórmula visual de festival probada y comprobada. Parte performance, parte broma práctica elaborada, Myd condujo a una considerable multitud de primeras horas de la tarde a través de un cóctel de electro potente y rarezas surrealistas con una exhibición visual multicámara y hecha por ellos mismos que mantenía la lengua firmemente en la mejilla.
Fue un horario criminalmente temprano para un talento único cuyas sensibilidades cómicas parecen hechas a medida para las tareas de baile de la primera noche, pero es fácil ver cómo los shows de Myd están destinados, a largo plazo, a la grandeza en el escenario principal. Es uno a tener en el radar.
Este sentido del disfrute sin esfuerzo allanó el camino para una tarde de delicias eclécticas, con sets de artistas como DJ Heartstring, The Blessed Madonna e Interplanetary Criminal, por nombrar solo algunos, repartidos en los cinco escenarios del recinto.
En otro lugar, la provocadora pop Shygirl llevó su showcase Club Shy al East Stage, ofreciendo un set sin respiro que bordeó la línea entre el bedroom disco y la euforia hyperpop contundente. Los éxitos seguros para el público ‘mr useless’ y ‘365’ hicieron sus apariciones obligatorias, azuzando a todos hasta la histeria mientras demostraban una vez más la habilidad sin esfuerzo de la productora experimental para arrancar una fiesta, sin importar la hora del día.
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Con destreza marcó el tono para que Confidence Man hiciera lo propio: acompañados, como siempre, por decorados inflables y un telón de fondo ya legendariamente caótico de visuales al estilo de la era web 2.0. Favoritos como ‘Now You Do’, ‘I Can’t Lose You’ y una aparición sorpresa de JADE para el reciente single ‘Gossip’ resultaron en un collage tecnicolor y caótico que elevó el absurdo a arte mayor.
En el West Stage, Orbital cerró con una vertiginosa yuxtaposición de seriedad política y diversión despreocupada. Los raveros provistos de linternas comenzaron con la confrontadora colaboración con Sleaford Mods, ‘Dirty Rat’. Un sample vocal de Greta Thunberg declarando “Our house is on fire” funcionó como una suerte de llamado a la acción, antes de que los hermanos Hartnoll se lanzaran a un emotivo set de clásicos del rave, incluidos ‘Satan’, ‘Lush’ y ‘Halcyon + On + On’.
Un inesperado remix de ‘You Give Love A Bad Name’ de Bon Jovi y ‘Heaven is A Place on Earth’ de Belinda Carlisle tomó un giro recibido con entusiasmo hacia una reimaginación muy Orbital del clásico de las Spice Girls ‘Wannabe’ como himno de piano-house, pero las sorpresas no acabaron ahí. Confidence Man, de algún modo, logró apresurarse a través del recinto para unirse a ellos en el escenario en una jubilosa versión de ‘Holiday’ impregnada de Orbital.
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Cerrando la jornada, Barry Can’t Swim celebró su 33º cumpleaños ofreciendo su primer gran set como cabeza de cartel en un festival. Respaldado por una banda completa, secciones de metales y cuerdas y visuales en pantallas gigantes, fue una celebración de escala apropiadamente clásica: piano house ampliado con orquestación en directo que atravesó a la multitud como una ola. Las apariciones de Lapsley en ‘Woman’ y de somedeadbeat en ‘Deadbeat Gospel’ mantuvieron al público alerta, mientras que el ya atemporal ‘Sunsleeper’ convirtió Victoria Park en la pista de baile más grande de Londres para los momentos de cierre del festival.
A pesar de sus fallos —principalmente los alrededores secos y polvorientos de los que aún nos estamos recuperando y las habituales y esperadas dificultades que acarrea la estricta restricción de ruido en un espacio público como Victoria Park— esto se sintió como un avance significativo respecto a la edición del viernes del año pasado, en la que los cabezas de cartel LCD Soundsystem quedaron apenas audibles desde ciertos ángulos.
La sonorización puede seguir dejando mucho que desear y eso parece algo poco probable de cambiar, pero, aun así, esta edición de All Points East se sintió más extraña, más juguetona y más urgentemente política. Un desconcierto eufórico, sin duda, pero un recordatorio claro de que los carteles más estrafalarios realmente dan sus frutos.
Texto: Paul Weedon
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