El grupo galés altamente valorado lidia con el futuro...
02 · 10 · 2025
Muchos futuros posibles del rock se nos presentan; un jardín de senderos que se bifurcan. Sin embargo, a veces puede parecer que no hay una ruta clara u obvia hacia adelante. Los fundamentos del género —guitarra, bajo, batería y voces— parecen cansados tras la transformación que han sufrido en los últimos 70 años. ¿Pueden seguir ideando cosas nuevas y nuevas maneras de hacernos sentir? ¿Importa siquiera? ¿Estamos conformes con oír ideas antiguas, reempaquetadas y que existen fundamentalmente solo para recordarnos tiempos mejores ya pasados?
Al diablo con eso. Puede que no sea tan fácil como antes, pero el “rock” (hay que ponerlo entre comillas porque el término, obviamente, significa muchas cosas distintas) todavía conserva cualidades potentes e innovadoras; solo necesita romper con el pasado y abrazar nuestro presente extraño, aterrador y digitalizado. En su EP debut, Teethin, de Gales, han hecho ese cambio, alejándose del pasado del género y abrazando las miríadas de oportunidades de nuestro presente enloquecido y de un futuro impensable.
Originarios de Cardiff y de los valles del sur de Gales y con miembros de orígenes étnicos como Ucrania y Filipinas, la diversa pandilla de músicos orgullosamente de clase trabajadora de Teethin ha parido un debut sensacional: cinco canciones de rock electrónico/punk-rap/digi-core cargadas de emoción, tan intuitivas como innovadoras y tan rabiosas como conmovedoras. Imagina una mezcla de The Prodigy, Deftones y Burial y ya estás en buena parte del camino.
Junto con su fusión fluida de instrumentación en vivo y electrónica, «Codicia entre líneas» se apoya en una estructura inteligente intra-canción, que aprovecha una intensidad amenazante con descarado aplomo. Cada uno de estos temas de tres minutos chisporrotea con una agresión apenas sublimada, antes de estallar en aullidos de ira y dolor. «Throwin Shapes» y «Lara Scoffed» usan un truco similar de secciones más silenciosas (un término relativo) lideradas por pulsos clavados de bajo, como un ritmo cardíaco inquietante que no se calma. Cuando vienen las explosiones, el antes locuaz James recurre a frases sueltas de ira extrema: “say it to my fucking face then”, grita su voz con acento del sur de Gales en «My Generation».
Más que cualquier otra pista, la sintetizada y estructuralmente tensa «My Generation» encapsula de qué va Teethin. Hay algo deliciosamente melancólico en ella, a pesar de que es tan musculosa y, finalmente, tan pesada como cualquier otra cosa en «Codicia entre líneas». Las letras atacan a los señores que nos han apaciguado con sus prisiones digitales, utilizando imágenes punzantes que capturan algo sobre la inercia contemporánea: “Las cabronadas en internet/teclados se quiebran por textos/pantallas viciosas como armadura fuerte defensa/imagina el descontento cara a cara”. Los últimos “say it to my face then” de James no son solo una confrontación de cortina roja; nos está suplicando que salgamos al mundo y le hablemos/enfrentemos cara a cara, más allá de la pantalla.
A pesar de su rabia desbordante y de sus descalificaciones demoledoras («Lara Scoffed» eviscera a “patriotas enrojecidos”), un profundo sentido del humanismo punk rock recorre «Codicia entre líneas». Teethin quieren que el mundo sea muchísimo mejor de lo que es y su estelar debut representa esas frustraciones, a la vez que ofrece una visión musical que también se siente nueva, profundamente sentida y emocionantemente hasta hacer rechinar los dientes.
9/10
Texto: Tom Morgan
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