Cuando un álbum comienza con 41 segundos de casi silencio -una pista en la que apenas se oyen más que estruendos atmosféricos y vientos-, es evidente que su autora quiere hacer algo muy concreto. Josephine Orme (también conocida como Heartworms) ha creado su debut con la máxima precisión: ni un tornillo, ni una puntada, ni una nota fuera de lugar. La nada bíblica de la primera canción, "In The Beginning", sirve como introducción intencionadamente cruda, una carta blanca para que Orme afirme que, aunque el EP de 2023 "A Comforting Notion" la haya presentado como artista, todavía no hemos visto nada.Mientras que su anterior proyecto la encasillaba como una poetisa del goth-rock en la línea de Joy Division o The Cure, aquí esquiva hábilmente esa categorización tan fácil, tomando prestado tanto del techno (el ritmo endiablado de 'Warplane'), del pop (el brillante motivo de sintetizador de 'Celebrate') e incluso de la música clásica (los tambores belicistas de 'Just To Ask A Dance' tienen todo el escalofriante dramatismo del movimiento 'Mars' de Holst) como del post-punk de los ochenta. Desde el punto de vista temático, la guerra ocupa un lugar preponderante, aunque tratada con un cuidado y un matiz acordes con su complejidad: ya sea en términos macro e internacionales ("Extraordinary Wings") o micro e interpersonales ("Smugglers Adventure"), Orme reconoce que el conflicto pone de manifiesto nuestra capacidad tanto para la gran crueldad como para la gran belleza. Y esto es más evidente que nunca en los extremos gemelos y retorcidos de 'Glutton For Punishment', donde traslada el estribillo central de 'Just To Ask A Dance' a la delicada canción que da título al disco, creando un cierre que es a la vez cautivador e increíblemente vulnerable. Un debut extraordinario que demuestra que Heartworms es una fuerza a tener en cuenta.
Un debut extraordinario que demuestra que Heartworms es una fuerza a tener en cuenta.
