Bob Dylan es una de las figuras más legendarias y mitificadas de la música, y la reciente biopic A Complete Unknown ha contribuido a avivar aún más ese mito. Con la Generación Z interesándose por su obra icónica, el nuevo cofre ‘Through The Open Window, 1956-1963’ llega en un momento oportuno: explorando sus grabaciones más tempranas, su aprendizaje en la escena folk de Greenwich Village y su ruptura más amplia, ofrece una mirada sin parangón a su génesis. Repleto de tesoros, hay mucho que los fans pueden analizar aquí, mientras que la colección —a pesar de su innegable amplitud— contiene un notable sentido de impulso narrativo.
Abriendo con un par de grabaciones rudimentarias de una banda del instituto, el cofre te lleva desde sus primeras y algo torpes grabaciones caseras de corte folk, hasta trasplantar al recién renombrado Bob Dylan en la bohemia neoyorquina. Los dos primeros discos son vislumbres clave de una mente creativa que toma forma, y pese a su naturaleza cruda —tanto en la grabación como en la interpretación— también hay actuaciones fantásticas. Un desgarrador “K.C. Moan”, por ejemplo, es más que efímera adolescencia, mientras que la avalancha de temas de Woody Guthrie te permite ver a Dylan perfeccionar sus talentos en tiempo real.
De hecho, el ritmo con que todo esto se despliega es notable. Bob Dylan parece añadir a su repertorio con cada día que pasa: una versión de “Death Don’t Have No Mercy” del reverendo Gary Davis rezuma amenaza, mientras que “Fixin’ To Die” es contundente e imponente. El Disco Uno cierra con Dylan tocando la armónica en “I’ll Fly Away” de Carolyn Hester —su primera grabación profesional— cuya pulcritud está muy lejos del aullido de Dylan, y refleja lo fuera de sincronía que realmente estaba.
El Disco Dos continúa con este sentido de aceleración cultural. El material para el álbum debut de Bob Dylan toma forma, y se pueden ver los puntos de referencia de los que se nutre: el blues es un foco recurrente para él, y la amplitud del material fuente es increíble. Para el que escribe, la intimidad de las grabaciones caseras es una revelación: despojado de su halo de leyenda musical, se revela de nuevo como un ser humano; y, además, con un agudo sentido del humor.
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A medida que el perfil de Bob Dylan floreció, se multiplicaron las oportunidades que le llegaron. El Disco Tres alterna entre actuaciones de radio y trabajo de estudio, siendo uno de los puntos destacados una tímida versión de “Blowin’ In The Wind” —jugando con la estructura, es asombroso oír esta canción antes de que alcance su estatus monolítico.
Una y otra vez este cofre arroja sorpresas fascinantes. Una excelente interpretación de “Tomorrow Is A Long Time” contiene chistes de estudio desternillantes, mientras que las grabaciones del Gaslight Café están impregnadas de un increíble sentido de atmósfera —muy evocadoras de una época y un lugar concretos, prácticamente se oyen las tazas de café tintinear en el fondo.
Mientras que algunos ven la era folk de Bob Dylan como un bloque homogéneo, ‘Through The Open Window, 1956-1963’ se ocupa de desentrañar los distintos capítulos y divergencias por los que pasó el autor. Las actuaciones en vivo trazan su progresión, incluso contienen grabaciones al aire libre de un mitin de registro de votantes del SNCC. Al enmarcar su actuación, tan vista, de la March On Washington en su contexto más amplio, lo sumerge por completo en su contexto cultural.
Cerrando con material descartado del álbum ‘The Times They Are-A Changin’’, el cofre se completa con un paseo de dos discos por sus históricas actuaciones del 26 de octubre de 1963 en el Carnegie Hall de Nueva York. Aunque esa actuación está muy bootlegueada —y, de hecho, ha sido espolvoreada a lo largo de la propia Bootleg Series— hay mucho que decir sobre oírla completa, en audio prístino, utilizada como marcador de una etapa de su carrera. Es una actuación asombrosa: ágil, a veces juguetona, pero de gran impacto emocional, con el público moviéndose con cada una de sus palabras.
Una especie de catálogo en la sombra para que los aficionados escudriñen rarezas profundas, la Bootleg Series ha evolucionado hasta convertirse en una entidad con su propia base de seguidores. Como tal, algunas personas habrán oído parte de la música aquí incluida antes; igualmente, no es enteramente exhaustiva, pues carece de las legendarias demos de Witmark (que ya han sido recopiladas en la Bootleg Series). Lo que ‘Through The Open Window, 1956-1963’ aporta, sin embargo, es un maravilloso sentido curatorial, que le da un impulso narrativo palpable. Te arrastra a través del tiempo hasta las calles de Nueva York a principios de los 60, y detrás de cada puerta yacen secretos tentadores.
9/10
Palabras: Robin Murray
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