El teclista Christian Madden ha compartido sus reflexiones sobre la gira récord de Oasis, incluida la mejor ciudad en la que tocaron.
El teclista es un músico muy respetado, pasando de su trabajo con The Earlies por una serie de distintos proyectos de gira y de estudio. Christian Madden recibió la llamada para trabajar con Oasis el año pasado y tocó con la banda en cada uno de sus conciertos de reunión.
Resulta que Christian mantiene un fascinante Substack, y esta larga misiva sobre la gira de Oasis es una de las visiones más reveladoras que nos hemos encontrado.
Escribe:
“Bueno, como la gira más grande del mundo en 2025 acaba de terminar y yo fui una pequeña parte de ella, debería reflexionar sobre ello si alguien lo hace. Obviamente mis palabras se hundirán en un océano de hipérbole positiva; si quieres hacerte una idea de la gira deberías meterte en YouTube o Instagram… Todo parece realmente especial. Realmente lo fue.”
El teclista tiene una perspectiva única —“la persona menos famosa en la banda más famosa que recorrió el mundo este año, un don nadie en medio de un huracán mediático...” como él lo expresa.
Entrando en los pormenores de la gira, Christian tiene un maravilloso ojo para el detalle. “¿Qué se siente estar en medio de todo eso? Si dijera que fue como cualquier otro concierto pensarías que lo estoy minimizando todo con una falsa modestia sin encanto, pero en muchos sentidos lo fue. Te quedas en una habitación con un grupo de compañeros a los que ves todos los días. Divides el día en comidas, cuánto tiempo pasará antes de volver a comer. Haces la prueba de sonido, vuelves al camerino. Contáis historias y chistes, os vais conociendo.”
“En el escenario observas a esos mismos compañeros, intentas mantenerte sincronizado con ellos. Te das cuenta si cometen un error y tus ojos se posan en ellos para ver si están bien, si se han recuperado mentalmente. Quizá sonrías para hacerles saber que no importa. A veces tú cometes un error y miras alrededor para ver si alguno se dio cuenta. Estás compenetrado con el resto de la banda, un universo autocontenido y nada más importa o siquiera parece real. Excepto que es real y ahí es donde no fue como otras giras. Levantabas la vista y veías un mar infinito de gente. A veces era gente saltando como en una grada de fútbol de los años 80, en los días antes de que todo eso se estropeara. A veces mirabas hacia arriba y veías un mar de luces de teléfonos móviles balanceándose con una belleza inquietante en la oscuridad. A veces me quitaba los auriculares internos y escuchaba la maravillosa cacofonía de 80.000 personas unidas. El público lo cambiaba todo. Obviamente lo haría.”
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Describiendo “un año repleto de experiencias inolvidables”, luego revela algunos secretos clave:
“También me harán preguntas, a algunas quizá responda. ¿Realmente se llevaban bien? Sí, se llevaban bien, no fue algo exagerado; fue gente siendo genuinamente cálida después de perdonarse mutuamente y empezando a avanzar con cautela. Lo que viste fue real. ¿Cuál fue el mejor show, qué ciudad tuvo el mejor público? Todos fueron brillantes, todos fueron increíbles, etc. Todos los conciertos sudamericanos fueron increíbles. Pero fue Buenos Aries, noche dos. Ese público tuvo que esperar una hora debido a controles de seguridad también, lo dieron todo cuando llegó su momento. ¿Habrá más conciertos en 2026 o en el futuro en general? Me preguntarán eso mucho. ¿De verdad crees que lo sé? Al fin y al cabo soy una hormiga trabajadora.”
El músico termina aludiendo a un artículo ya infame de The Guardian de Simon Price, y ofrece sus pensamientos sobre el estatus icónico perdurable que solo Oasis aparentemente puede reunir:
“La música es inclusiva y luego está la banda. La gente que quiere criticarla puede ver que en el escenario solo hay hombres blancos y eso es comprensible. Pero lo que siempre encontré tan atractivo era que era un grupo de hombres de aspecto común, vestidos como gente trabajadora en una salida de fin de semana, con una habilidad musical media más que virtuosa, tocando canciones juntos. Nada parecía insondable o inalcanzable. Todo el mundo miraba a Oasis y pensaba: ‘¡no son mejores que yo, creo que podría hacer eso!’ Mucha gente formó bandas después de verlos en su día. A muchos de ellos no les habría valido la pena intentarlo, para ser justos, pero eso es lo que hace que la banda sea tan inclusiva y acogedora. Hacen que parezca más fácil y alcanzable de lo que es, no presumen y la destreza queda oculta. Miras a Oasis y piensas ‘son como yo, podría estar en esa banda.’”
“Y durante seis meses de este año, lo fui.”
Encuentra el Substack completo AQUÍ.
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