La memoria tiene la costumbre de jugarte malas pasadas. Para quien escribe, el álbum debut de The Pains Of Being Pure At Heart es un disco que remite a un tiempo y un lugar concretos, un ciclo de canciones indie pop evocador de una época muy concreta de mi vida. El tiempo avanza, sin embargo: los vaqueros ya no me quedan igual, las zapatillas están dando problemas y TikTok se dedica a reescribirnos el cerebro a diario.
La buena noticia, sin embargo, es que el paso de los años solo ha servido para fortalecer los lazos dentro de The Pains Of Being Pure At Heart. Esta noche, de vuelta en Londres por primera vez en quién sabe cuánto, los veteranos del indie pop interpretan su álbum debut de principio a fin, y nos complace informar que sigue siendo absolutamente impecable.
Liderados por el infatigable Kip Burman, la banda arrasa en cada show con la rabia jubilosa de un niño hiperactivo por Sunny D. Los riffs están turboalimentados, los estribillos brillan con pasión y el público se derrite con cada palabra.
Es señal de la excitación palpable del público que la lista de canciones —ordenada para corresponder con las del álbum— siga provocando exclamaciones de sorpresa. «Come Saturday» es maravillosa, himno pura, mientras que «Young Adult Friction» y «Stay Alive» siguen siendo fusiones inigualables de la emoción de Sarah Records y las melodías de Velocity Girl.
No puedes evitar dejarte llevar por todo ello. En el escenario Kip recuerda haber tocado en el cercano —y ahora tristemente cerrado— Buffalo Bar, y gran parte del público levanta las manos, indicando que ellos también estuvieron en ese concierto. Es un momento encantador, señal de una lealtad tenaz, pero también del poder perdurable que estos himnos indie pop ocupan en nuestras vidas.
El primer set llega a su fin con «Gentle Sons», antes de que un bis pulcro reúna algunas de las mejores piezas restantes de su obra. «Belong» es una excelente muestra de composición, mientras que «Higher Than The Star» y «Say No To Love» son fantásticos sencillos de siete pulgadas, pequeños paquetes de alegría.
Cerrando con la canción homónima «The Pains Of Being Pure At Heart», te quedas maravillado ante el entusiasmo intoxicante y sin aliento tanto de la banda como del público. Es una nebulosa de rostros —algunos viejos, otros nuevos—, con las redes sociales ayudando a dar paso a una nueva generación de indie pop. Es una experiencia ridículamente excitante, que abraza la emoción como desafío. Twee a tope, otra vez.
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Palabras: Robin Murray
Crédito de la foto: Annie Powers
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