Nine Inch Nails, CMAT y Olivia Rodrigo inauguran otra edición ecléctica pero eléctrica de NOS Alive

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      Justice, Amyl and the Sniffers y Barry Can’t Swim también son grandes destacados en el festival de Lisboa de este año.

      

      No hay muchos festivales donde llegues al sitio con el aroma dulce-salino del aire marino, pero, a medida que se celebra la 17ª edición del NOS Alive en Lisboa, eso es exactamente lo que llena tus fosas nasales al llegar a la entrada arcoiris del Passeio Marítimo de Algés. El festival portugués es un festín para todos los demás sentidos; no solo porque algunos de los nombres más icónicos de la música, abarcando múltiples géneros, actúan en sus diversos escenarios durante los próximos tres días, sino también porque en su sitio conciso y cubierto de césped artificial hay una abundancia de puestos de comida y activaciones de marcas, diseñados para deleitar a los asistentes entre actuaciones. Como era de esperar en Lisboa en julio, el sol brilla cálidamente en el cielo en el primer día del festival mientras la edición más pop de las actividades comienza en el Palco NOS (el escenario principal), con las estrellas viral Benson Boone y Noah Kahan actuando una tras otra antes del cabeza de cartel de esta noche. Sin embargo, es en el Palco Heineken donde las cosas se ponen realmente interesantes, ya que Barry Can’t Swim transforma la carpa relativamente íntima en una discoteca pulsante durante una hora. En vivo, su música adquiere un carácter audaz, con canciones de su debut ‘When Will We Land?’ y del reciente sucesor ‘Loner’ (que, por casualidad, se lanza mañana) combinándose perfectamente con el calor brumoso del exterior; ‘About To Begin’, en particular, es un placer rítmico y propulsor. Más tarde esa noche, la atmósfera del espacio cambia nuevamente con la llegada de Glass Animals, cuyo público se desborda por los lados para un recorrido breve y eufórico por sus mayores éxitos. Pero pretender que hoy no es sobre alguien más que Olivia Rodrigo sería algo ingenuo. A lo largo del día, el público en el Palco NOS ha ido creciendo de forma constante, con edades que abarcan al menos cinco décadas; por cada grupo de veinteañeros cubiertos de brillo, hay una reunión de adolescentes muy jóvenes, con carteles en alto y sus padres mirando. La alegría pura que emana de la multitud cuando Olivia finalmente sube al escenario con el golpe metálico de ‘Obsessed’ es palpable, alcanzando un frenesí en su máxima expresión cuando se acerca al piano para ‘Driver’s License’. Pero en sus momentos más intensos —la sombra oscura de ‘Jealousy, Jealousy’, el ritmo eufórico de ‘Brutal’— Olivia muestra su mejor versión, profundizando en una estética y sonido punk-rock, tipo Riot Grrrl, que le van a la perfección. Que esté exponiendo a tantas jóvenes a su mantra al mismo tiempo la convierte en una estrella aún más valiosa en estos momentos.

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