Lleno de éxitos comerciales, hits inesperados, especificidades de subgénero, el Grand National Tour es una exhibición de la sinergia natural entre R&B y Rap, y de los dos artistas más asociados con su evolución actual.
23 · 07 · 2025
Emergiendo en el escenario en el asiento del conductor de un GNX negro, una encarnación física de su último álbum del mismo nombre, Kendrick Lamar está imperturbable en los momentos iniciales de su espectáculo copresentado con SZA. Respaldado por pantallas monocromáticas a cada lado de una inserción central iluminada con una paleta de colores suaves, Kendrick enfrenta al monolito que absorbe el momento cargado. ‘Wacced Out Murals’, ‘Squabble Up’ y una versión condensada de ‘King Kunta’ retumban por el estadio mientras fuegos artificiales y columnas de fuego y vapor se proyectan hacia el cielo. Gran parte del espectáculo es orgullo californiano mezclado con un disgusto burbujeante hacia un rapero de Toronto y el rap moderno en general. Este es Kendrick Lamar molesto y listo para desatarse.
El Grand National Tour está en la capital para la primera de dos noches agotadas en el Tottenham Hotspur Stadium, una gira que ya ha roto récords como el mayor coencabezado en la historia. Ocurre en un momento en el que tanto Kendrick como SZA están en sus respectivos momentos de gloria. Para Kendrick, el Grand National marca su transición de rapero polémico a uno de los artistas más citados y consumidos del género; para SZA, su escritura diarística y sin filtros la ha catapultado de ser una historia de éxito regional a ser una gigante del streaming internacional.
Entre el set de casi tres horas y nueve actos se entreteje la historia compartida del dúo. La fuerza impulsora detrás de TDE, su amistad duradera y respeto mutuo por la intención artística del otro se extienden a través del interstellar ‘All The Stars’, un clímax en la segunda hora lleno de asombro, la oda boom bap a la autonomía sexual ‘Doves In The Wind’ y su emotivo, hit en las listas ‘Luther’. Estos momentos en dúo insuflan vida a un espectáculo de contrastes marcados: donde los actos de Kendrick parecen fríos y motorizados, SZA rocía su polvo de hada, creando una fantasía verde a través de baladas sensuales y meditaciones punk-pop con mucho reverb.
Integrando la estética de la era ‘Lana’, con praderas, insectos, flora y fauna en su diseño escénico—una alegoría suelta de la transformación personal de SZA—una calidez matutina permea las interpretaciones de ‘The Weekend’ y el estilo antémico y alternativo de ‘F2F’. Flanqueada por un grupo de bailarines vestidos de hormigas, SZA trabaja el escenario con una convicción que faltó en sus actuaciones en vivo anteriores. La alegremente violenta ‘Kill Bill’ invita a un canto en grupo explosivo, con la sensación de doo-wop más relajada del original aumentada para coincidir con la energía del estadio en sonido envolvente. Algunos temas mid-tempo del era ‘SOS’ se vuelven repetitivos en momentos. Afortunadamente, SZA añade un ritmo bienvenido, creyendo en su sirena interior en ‘Low’ y en el himno de bass de Miami ‘Rich Baby Daddy’.
Kendrick es uno de los pocos raperos que sabe cómo provocar el espectáculo en sus canciones. Las interpretaciones de éxitos como ‘Alright’, ‘DNA’ y ‘Poetic Justice’ se caracterizan por bailarines en sincronía, realizando ejercicios militares mientras Kendrick se desliza hábilmente por sus parábolas mesiánicas. La tensión se intensifica hasta un punto delirante con la canción de respuesta a Drake ‘Not Like Us’. En esta ocasión, el fondo en escala de grises es reemplazado por un montaje colorido de arte negro a lo largo de la historia. En ese momento sientes la magnitud de la ocasión. Estuviste allí cuando una crítica descabellada a una cultura voraz se convirtió en un llamado a la preservación del hip-hop, recitado palabra por palabra por una audiencia completamente cautivada.
Alternando entre momentos de desprecio y ternura, realidad quemada y fantasía elevada, Kendrick Lamar y SZA entregan un manifiesto de rap-R&B áspero pero potente. Lleno de éxitos, hits silenciosos, especificidades de subgénero, el Grand National Tour es una exhibición de la sinergia natural entre R&B y Rap, y de los dos artistas que mejor encarnan su evolución actual.
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