Militarie Gun: Todo lo que va, vuelve

      «Un espacio creativo tiene que ser un lugar donde puedas fracasar, sentirte emasculado y no dejar que eso te ponga a la defensiva».

      — Ian Shelton

      Dejar que el impulso de su chispa creativa conjunta dicte el desarrollo trae su propio grado de satisfacción; permitir que la espontaneidad ocupe el centro del escenario en una industria que exige que gran parte de tu vida esté planificada —como cuando las giras contuvieron su impulso de escribir ‘God Save The Gun’.

      «Fue tan visceral, [cómo el álbum] simplemente se estaba derramando, sin premeditación», dice Ian, recordando esos momentos impulsivos. «Hubo tanta alegría al hacer este disco. Aunque las canciones tratan temas pesados, hay tantos grandes recuerdos de su creación. Intentábamos esforzarnos por abrazar la intimidad y la vulnerabilidad de todos».

      A pesar de la persistente atención a la salud mental masculina, sigue siendo más raro de lo que debería encontrar en el mundo ejemplos de cinco hombres tan abiertos entre sí. Y en una época en la que figuras como Andrew Tate y Elon Musk están infectando las mentes de los hombres jóvenes con ideales tóxicos y retrógrados de masculinidad, la disposición natural de los miembros de Miltiarie Gun es aún más conmovedora.

      «Un espacio creativo tiene que ser un lugar donde puedas fracasar, sentirte emasculado y no permitir que eso te ponga a la defensiva», declara Ian. «Me siento cómodo fallando frente a la gente y diciendo cosas que no funcionan». Este ethos —uno de los principios fundacionales del proceso creativo de Militarie Gun— es, posiblemente, tan vital como los mensajes de las canciones que ayuda a engendrar.

      El arco narrativo de ‘God Save The Gun’ comienza adecuadamente con el enérgico ‘B A D I D E A’. Confesando que ha “estado fallando”, el sencillo principal del disco fue una inclusión de último minuto que Ian había escrito inicialmente, increíblemente, para un disco hardcore de Doja Cat. «Intentar ponerse la piel de otra persona hizo que eso funcionara», admite.

      «Estaba cometiendo errores activamente de una manera que me incomodaba», continúa. «Es un atracón y una purga, en el que actúas por instinto durante mucho tiempo y luego finalmente das un paso atrás y haces inventario de todas las cosas que has hecho. [Antes de] ‘Life Under The Gun’, nunca había bebido alcohol, y para cuando terminamos el ciclo de giras, estaba bebiendo todos los días, empezando al mediodía. El total de este disco era hablar sobre la adicción desde la perspectiva en primera persona».

      «A cierta edad, siempre estás probando cosas, y luego empiezas a dejar cosas. Hicimos gira con Manchester Orchestra, y estuve sobrio durante toda la gira. En la última noche, para celebrar que había superado la gira, volví a beber. Realmente estaba tratando de averiguar los parámetros de dónde me encontraba. ¿Puedo encontrar la moderación? No soy una persona moderada, así que, desafortunadamente, no existe para mí».

      «Mi objetivo es mantenerme donde estoy», dice hoy, quizá armado con mejores herramientas para lidiar con posibles recaídas futuras. «Soy más feliz, más sensato y un poco menos divertido. La gente que observa mi vida desde fuera podría pensar que todo va hacia arriba, pero hay muchos valles emocionales ahí dentro».